Carta del Presidente

Estimados,

Después de algunos años de trabajo, se materializa una idea que rondaba el mercado de capitales chileno por décadas, y que fue por mucho tiempo un puzzle de nuestra realidad económica: ¿Por qué Chile, el país con el mercado de capitales de mayor tamaño relativo en la región, carecía de un mercado de “commodities”, derivados y de financiamiento de productos?. Lo había recomendado el Banco Mundial en repetidas ocasiones, y numerosos expertos que nos visitaban.

Pero toda verdad tiene su hora, y Chile ha cerrado el círculo para su mercado financiero, con la apertura de su Bolsa de Productos, la que como dice su slogan, “valora lo más noble”: el trabajo de los chilenos hecho producto, fruto de su esfuerzo y de su ingenio. Productos que no son meras ideas; sirven para vivir mejor, para comer o para vestirse. Productos que no se evaporan en un cambio de expectativas, que no dependen de proyecciones: son lo que son. Son lo que quisimos producir como personas y empresarios. Productos de la tierra, del mar y de la industria.

Una vez producidos, la Bolsa los convierte en títulos de transacción bursátil, lo que le permite a las empresas realizar todas las operaciones que un gerente de finanzas ágil puede hacer con un bono o con una acción, solo que en este caso los títulos representan productos, y su precio va uno a uno con el valor de mercado del producto físico. Se podrán vender a término, prestar con un spread, venderlos con pacto de recompra para obtener fondos sin comprometer el resto del patrimonio de la empresa.

No es un detalle, la cuenta “existencias” puede ser en ciertas épocas del año, una parte sustancial de los activos empresariales, y sin la Bolsa, no tenían ninguna utilidad financiera: hoy eso habrá cambiado para siempre

Lo mismo ocurre con el producto inicial de las ventas, que usualmente no es “disponible”: es una factura, la que gracias a la nueva ley que le otorga mérito ejecutivo, se podrá transar también en nuestra Bolsa con seguridad y transparencia. Las cuentas por cobrar, también se convertirán en títulos de transacción bursátil, valorables por el mercado en forma unificada de acuerdo a su riesgo y plazos.

Finalmente, está el rol de “ordenador de precios” que tiene la Bolsa, abaratando la información, de tal manera que el dueño de un quintal de trigo - independientemente de su balance o de su apariencia - sepa que tiene el mismo valor de otro quintal que posea cualquier otra persona o empresa. Del mismo modo, quien tenga una factura de una gran empresa, independientemente de su patrimonio, tendrá la certeza que el mercado la valorará de manera uniforme y democrática.

Valoramos lo más noble: los productos frutos del trabajo y el ingenio, así como los títulos que dan cuenta de su venta final.

Esperamos su llegada. Esperamos sus productos. Esperamos sus facturas, para entregarles el mejor de los servicios.

César Barros Montero
Presidente

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