En los años ’80 Chile dio un gran salto modernizador en su mercado de capitales, en paralelo con la consagración de una economía de mercado abierta
al exterior, tanto en productos como en flujos financieros. Fue en ese ambiente de grandes y profundas reformas que surgió también con fuerza la idea
de incorporar nuevas tecnologías a los mercados de productos y, particularmente, al ámbito de los productos agrícolas.
Las razones fueron hacer más eficiente y transparente la comercialización de los productos agrícolas y mejorar el proceso de canalización de
ahorro para inversión hacia el sector silvoagropecuario de Chile.
En este marco, la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), junto a otras entidades del sector privado, reunió al Departamento de
Economía Agraria de la Facultad de Agronomía de la Pontificia Universidad Católica de Chile, para elaborar los primeros estudios
en torno a esta iniciativa. Sergio Romero, en ese entonces Vicepresidente de la SNA, se encargó de dar forma legal al proyecto.
De esta manera, en 1993 se publicó la Ley Nº 19.220 que Regula el Establecimiento de Bolsas de Productos Agropecuarios. Sin embargo,
la materialización de este proyecto sufrió algunos contratiempos derivados fundamentalmente al pago del IVA.
Fue en ese trance que César Barros fue convocado a resolver el tratamiento tributario de los productos a transar. Gracias a los
aportes de numerosas personas e instituciones, Barros propuso un mecanismo que agregó valor al funcionamiento de la bolsa evitando
una serie de inconvenientes.
No fue sino hasta el 2002 cuando resurgió la voluntad en el Ejecutivo, en particular del Subsecretario de Agricultura,
Sr. Arturo Barrera, para hacer las modificaciones legales que permitieron despejar los problemas iniciales, otorgándole
un renovado empuje a esta propuesta modernizadora.
En marzo de 2003, el Ministerio de Hacienda licitó, a través de la Fundación Chile, un estudio para el diseño, reglamentación
y factibilidad económica de la Bolsa Agropecuaria, que asumió la consultora argentina Agropuerto, la cual a mediados de ese año
entregó el trabajo que se le había encomendado.
El anuncio de la creación del nuevo centro bursátil se realizó el 13 de mayo de 2004 durante la realización de Expoagro,
con lo cual el proyecto entró en fase de formación.
En agosto de 2004, se publicaron las bases para suscribir acciones de la sociedad que luego se convertiría en la Bolsa de Productos,
y simultáneamente, la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras, autorizó a los bancos para participar en un producto de
estas características.
Al comenzar el año 2005 la Bolsa contaba con un total de 12 accionistas, quienes concretaron la partida del anhelado proyecto de la
Bolsa Agropecuaria de Chile, la que pasó a denominarse oficialmente Bolsa de Productos de Chile, Bolsa de Productos Agropecuarios S.A.
Desde su inicio, la Bolsa Electrónica de Chile se convirtió en accionista y socio estratégico de la Bolsa de Productos, prestando apoyo
principalmente en el área de tecnología y sistemas transaccionales. Actualmente la Bolsa de Productos opera basándose en su plataforma transaccional
que tiene los mayores estándares tecnológicos, lo que permite proveer un sistema eficiente y transparente.